
Mientras las Autoridades Generales y los líderes de las organizaciones auxiliares de la Iglesia viajamos por toda la tierra, se nos hace evidente el hecho de que el mundo está cada vez más descuidado e informal; esto se manifiesta de diversas maneras, pero particularmente en la forma en que se viste la gente. Y también sucede entre algunos miembros de la Iglesia.
Esa inmodestia quizás provenga en parte de la indiferencia; tal vez sea resultado de una falta de comprensión o falta del ejemplo apropiado. Ya han pasado dos o tres generaciones de vestirse descuidadamente, y es posible que no todos hayan tenido buenos ejemplos de sus padres en cuanto a la vestimenta apropiada y modesta. Las costumbres populares tampoco han proporcionado buenos ejemplos. Esta tendencia al descuido en el vestir puede también deberse en parte al hecho de que actualmente no es fácil encontrar prendas modestas en las tiendas.
Por tener presentes estas observaciones y desafíos, deseo hacer hincapié en la importancia de demostrar reverencia hacia nuestro Padre Celestial y de guardar los convenios que hemos hecho con EI, particularmente en lo que respecta a vestir de forma modesta y apropiada.

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